Pero no les creí
Me dijeron que Papá Noel no existía, que volar era imposible, que el mundo jamás iba a cambiar, que nunca iba a alcanzar las estrellas y muchas cosas más que no pude creer. Y ahí comprendí todo...quisieron hacerme entender que crecer era perder la ilusión.
Pero no les creí.
Cuando era chica me gustaba jugar a muchas cosas: era maestra, bibliotecaria, farmacéutica, mamá, alergista, una heroína, conductora infantil, y muchos otros personajes que yo creaba y que realmente era. La imaginación era el motor de mis juegos, así me educaron. Y así tuve una niñez muy feliz. El otro día recordábamos con mi hermana algunas obras de teatro que vimos en nuestra infancia y en ese recuerdo pudimos sentir la emoción que nos despertó ver ese mundo mágico en aquel entonces.
Fui creciendo, y sigo creciendo, pero con la profunda convicción de la importancia de sostener ese mundo de fantasía, a pesar de los problemas, a pesar de las preocupaciones, a pesar de las obligaciones, etc.
La dicha de ir viviendo inmerso en ese universo que nos creamos en nuestra mente y que vivimos como real no puede ser robada por nadie.
Jamás van a poder matar nuestras ilusiones y nuestras fantasías...simplemente porque son nuestras y son fantásticamente valiosas e indestructibles.
Pero no les creí.
Cuando era chica me gustaba jugar a muchas cosas: era maestra, bibliotecaria, farmacéutica, mamá, alergista, una heroína, conductora infantil, y muchos otros personajes que yo creaba y que realmente era. La imaginación era el motor de mis juegos, así me educaron. Y así tuve una niñez muy feliz. El otro día recordábamos con mi hermana algunas obras de teatro que vimos en nuestra infancia y en ese recuerdo pudimos sentir la emoción que nos despertó ver ese mundo mágico en aquel entonces.
Fui creciendo, y sigo creciendo, pero con la profunda convicción de la importancia de sostener ese mundo de fantasía, a pesar de los problemas, a pesar de las preocupaciones, a pesar de las obligaciones, etc.
La dicha de ir viviendo inmerso en ese universo que nos creamos en nuestra mente y que vivimos como real no puede ser robada por nadie.
Jamás van a poder matar nuestras ilusiones y nuestras fantasías...simplemente porque son nuestras y son fantásticamente valiosas e indestructibles.